martes, junio 07, 2005

Mi amado Russell... (II)

Soy consciente de lo frívolo que es el hablar de ti tan superficialmente. Que no profundice en tu calidad interpretativa, de la cual y, sobretodo, me dejó totalmente convencida tu rol de Novel esquizofrénico en Una Mente Maravillosa.

He oído únicamente elogios hacia ti por The Insider. Pero es devoción lo que te tengo. Aunque también despiertas mis apetitos más ocultos cuando te miro los hombros y brazos tan bien torneados. Supongo que lo que más me seduce es ese mal carácter que tienes que tanto se asemeja a mí. Tu hermetismo hacia ti mismo y el desprecio a todo lo que no te interesa hacen de ti un semidiós que en ocasiones dispone de benevolencia y concede alguna fugaz sonrisa.

Puestos a pedir, y sin caer en la arrogancia, te aumentaría los labios, a pesar de que no debería de quejarme pues el conjunto, con tu mentón partido, no tiene nada que envidiar a la archifamosa barbilla que Kirk Douglas tuvo en su día.

Siempre serás ese tipo duro, el Rey de mis deseos.

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