sábado, enero 12, 2008

Uno más...

La diferencia con los tres, cuatro o cinco últimos es el cambio en cuanto a mi percepción acerca del tiempo.

Ya no mantengo esa eterna lucha encarnizada,
de la que hablaba en posts anteriores, con aquel Titán. Ya no soy una esclava del tiempo.

Mi vida ha bailado últimamente de manera generosa, lo que me ha servido para ir cerrando algunas puertas que se habían quedado abiertas durante años. El frío y la corriente se han esfumado.
Algunos lastres quedan ya tan lejos que su solo recuerdo es ya un conjunto de viejos espectros desahuciados.

Los treinta y uno me han venido a buscar en un momento esencial de mi vida. Ojalá el resto me saluden de la misma manera.
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