sábado, noviembre 17, 2007

Estoy genial...

Ya te lo dije: no te preocupes por mí...

Pero mientras llegan las explicaciones acompañadas de tempura por ejemplo, te adelanto lo siguiente:

Sustituyo en su totalidad el trigo corriente por la espelta. Así que ya sólo comemos pan de este cereal.
La pasta lo mismo, aunque también cocino macarrones, espaguetis o fideos de arroz, de avena...

Adiós a las patatas. No pasa nada. Se vive igual de feliz aunque a veces las eche un poquito de menos.
Y, claro, fuera azúcar. Da igual si es refinada o de caña. Pero voy combinando el sirope de ágave, el de arce, la miel, la fructosa y los edulcorantes convencionales.

Ah, y me encanta la quinoa que utilizo a menudo como guarnición con las venduras cocidas de manera tradicional, o añadiéndola al wok, o como una especie de cus-cus.

Mi alimentación se circunscribe básicamente, y -como sabes- por una mezcla de necesidad y convicción, a los alimentos ecológicos. Todas las semanas recojo mi cesta de frutas y verduras de temporada. Además, las visitas a las tiendas de este tipo son muy regulares.
Te aseguro que la diferencia es notable en el sabor...
Vale, también en el presupuesto, pero se gana en salud.
Yo me lo tomo algo así como una inversión a largo plazo. Cierto es que éste modo de alimentación no me va a eximir de padecer ninguna enfermedad o de mantenerme al márgen de éstas. Pero sí estoy muchísimo más activa (¿te acuerdas de ésto?), evito pesticidas y metales pesados, así como gran cantidad de alimentos modificados genéticamente que no nos traen nada bueno.

No. No padezco ortorexia ni nada por el estilo. Puedo ir a casa de mis amigos y comer de lo que pongan. Puedo ir a muchos restaurantes y seleccionar lo que más me interese. No he cambiado mi vida social por éste motivo. Simplemente llegó un día en el que decidí modificar algunos aspectos de mi vida y que ésta fuera un poquito más saludable.
Me hice un test de Alcat o comunmente llamado de intolerancia alimentaria por unos problemillas que se alojaban en mi organismo cada cierto tiempo.
El resultado fue la prohibición de ciertos alimentos que me afectaban activamente con respecto a lo que acabo de describir (y que será objeto de la conversación esa que tenemos pendiente).
Había un buen número de ellos, pero la verdad es que no me han trastocado en exceso mis hábitos.
La lechuga, los lácteos (pero el kéfir sí puedo tomarlo y lo adoro), el trigo, las patatas, los azúcares... son un ejemplo de estas restricciones.
Sin embargo, este cambio me ha servido para adentrarme en la comida sana, como apuntaba al principio y añadir otros alimentos que antes no estaban presentes (kéfir, quinoa, espelta, y otros)

Simultáneamente decidí canalizar mi energía haciendo algo de deporte ya que aparte de emplear en total una media hora en ir y volver al trabajo y subir -ocasionalmente- las escaleras no hacía otra cosa.
He vuelto a nadar y, ya que estoy, aprovecho los hidromasajes y los chorros cervicales.
Lo de la bicicleta ya lo sabes, aunque ahora, en invierno (¿has olvidado el cierzo?) se hace soberanamente duro pedalear con el viento en contra. Luego está lo del frío...
Creo que hasta la primavera, voy a darle vacaciones a la bicicleta como medio alternativo de desplazamiento aunque continuaré cogiéndola para ir al parque y pedalear un rato.

¿Daños colaterales?
Bueno, pues también te lo comenté: Físicamente está el tema de los kilos. El número total lo desconozco, porque hace años que no me peso (desde que me controlaban durante el embarazo, como a todas) y, como tampoco me preocupaba en exceso, no sé ni lo que pesaba antes ni lo que peso ahora, pero, aproximadamente, en la talla de la ropa sí se aprecia considerablemente.
Mis músculos están tan duros como cuando era adolescente, mis pechos lo mismo (y siguen sin caerse).
Lo cierto es que mis genes deben de estar bendecidos por alguna diosa ya que de momento la edad no está haciendo mella en mí. Así que desde aquí una nota de agradecimiento para ella por ser tan benévola conmigo. Espero que no se arrepienta y me mande todos juntos a bocajarro. No sé si podría asimilarlo... Pero en fín, son cosas que al final, siempre vienen.

Y volviendo al principio, que como muy saludablemente, que estoy encantada con mi cuerpo, que no ando escasa de proteínas y no me falta de nada.
En serio.
Gracias.
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