lunes, agosto 03, 2009

Mi parte fetichista

Volví a la mañana siguiente, cuando el sol alumbraba la ciudad y la gente guardaba fila en las marquesinas del autobús para marchar al trabajo de aquellos que no madrugan demasiado.

Yo no había dormido nada. El rímmel de las pestañas desenfocaba el color verde de mi mirada hacia un aceitunado gris oscuro.

Pero ese sol que calentaba las calles y del que hablaba al principio me deslumbraba sobremanera. Así que él me prestó sus gafas de
poli macarra -que suelo decirle-. No eran tan oscuras como mis Bvlgari pero me valían para el momento.

Me llevó a casa en su moto. En esas motos negras con clase que se mueven con elegancia por la carretera como si pertenecieran a una casta superior. O a la nobleza...
(Es un secreto: me fascina.)

Le besé -porque besa deliciosamente, muy a mi manera- durante un minuto eterno.
Lo que desconozco es si me llevé sus gafas para protegerme de los rayos de Aton o si lo hice para llevarme una parte de él, como si fuera para ratificar la parte fetichista que todos llevamos dentro. De lo que estoy segura es que lo hice de manera inconsciente.


1 Comments:

Anonymous Coyote said...

Eres tú??

GUauuu, eres preciosa!! ,-)

20:32  

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