miércoles, abril 12, 2006

Una luz para otros

Hace menos de quince días Zaragoza despertaba con la espléndida noticia acerca de la adscripción de los Hospitales Miguel Servet y Clínico Universitario al Programa de Donación de Sangre de Cordón Umbilical con fines terapéuticos, especialmente indicado para el tratamiento de leucemias o patologías genéticas además de que puede contribuir a la curación de personas cuyas enfermedades en la sangre comprometen serriamente su salud.
La entrega no acarrea dolor alguno y se realiza inmediatamente después del parto. Basta con una punción en el cordón después de pinzarlo cuando la placenta está todavía en el útero.

Cualquier embarazada mayor de edad puede, previo consentimiento por escrito, ser donante siempre y cuando el parto sea igual o superior a 34 semanas. Asimismo estarán exentas de esta donación aquellas que tengan el virus del VIH o estén infectadas y las que presenten cuadros de Hepatitis B ó C. Tampoco quienes reflejen enfermedades tumorales en familiares de primer grado, enfermedades genéticas de familia o aquellos casos en los que se produce sufrimiento fetal, fiebre pre-parto, anemia y otros tipos de antecedentes patógenos que alterarían la salubridad de la sangre extraída.

Las donaciones que se recojan serán almacenadas a -196 ºC en el Banco Placentario de Barcelona, el más grande de Europa, previa validación final.

Pero mi duda llega justo aquí, y me remonto a hace casi cuatro años cuando yo misma firmé voluntariamente la donación del cordón umbilical.
La noticia se presenta como un hecho totalmente novedoso pero, por otra parte, ya en las clases de preparación al parto, la matrona nos informó a las asistentes del carácter voluntario de esta donación.
Ahora me pregunto qué destino habrán tenido todas las extracciones anteriores. Si simplemente se ha institucionalizado el carácter donativo del hecho proporcionándole destino inmediato, esto es, al Banco Placentario de Barcelona; si se trasladan a algún laboratorio para su posterior estudio; o si es todo promoción política... que a saber.

Y no es que tenga ningún inconveniente moral en que, al menos el mío, hubiera sido destinado a la investigación (de ser así estaría tan de acuerdo como si la finalidad fuera terapéutica) pero, según interpreté, íba encaminado a ser parte de un tratamiento que podría significar un rayo de luz para otra persona.

Con esta incertidumbre me dispongo a dar un paso más: telefonear a la Unidad de Maternidad del Hospital Miguel Servet y, tras exponer los hechos, me derivan al Departamento de Atención al Paciente, donde no puedo contactar puesto que es fin de semana.
De manera simultánea pienso en descartar la idea tan sólo por no caer en el abismo de este Departamento, un túnel escabroso y con bastante mala fama en otras empresas para aquellos quienes tienen la osadía de adentrarse en él. Pero decido arriesgarme y llamar mañana mismo -que nada se pierde- porque cuando me dirigí a esta extensión por primera y única vez a pedir las copias de mis ecografías me atendieron de manera muy correcta y eficaz.

DÍA 2:

Ya lunes llamo a Atención al Paciente y, exponiendo mi cuestión a la señorita que me atiende telefónicamente, me dice que llame en turno de mañana porque ella "no tiene ni idea de este asunto".

DÍA 9 (lunes por la mañana):

Repito la operación telefoneando a Atención al Paciente y me contestan prácticamente lo mismo que la compañera del turno de la mañana, a lo que le pido que me derive donde estime me puedan resolver esta duda.
Me pasa con el Departamento de Banco de Sangre.
Aquí también desconocen lo que se hace con la sangre del cordón umbilical excepto que se utiliza para conocer el RH y el Grupo Sanguíneo del neonato. Tienen constancia de la reciente noticia aparecida en todos los medios pero no me saben decir nada más. Me sugieren me ponga en contacto con Paritorios.

Una vez establecida la conexión con este último departamento, pido me pasen a un médico que esté disponible (en unos minutos comenzarán con un parto -me dice éste-) y una vez contada la retahíla que dejé caer en otras extensiones, me comenta que la donación comenzará en mayo por lo que es imposible que la sangre de mi cordón fuera utilizada cuando yo estuve en esa maternidad para otros fines distintos al análisis del RH y el Grupo Sanguíneo (tal y como me confirmaron en el Dept. de Banco de Sangres) y a una gasometría, si procediese.

Así que después de todo esto me quedo peor de cómo estaba porque yo juraría que firmé un documento en el que autorizaba la utilización del cordón con fines terapéuticos. Por otra parte, las sombras que hay en torno a los recuerdos que guardo se mezclan con casi doce horas en una cama, sondada, anestesiada parcialmente... allí, rodeada de monitores, en Paritorios.
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