martes, febrero 21, 2006

Intacta

En ocasiones me sobreviene la idea de crear un enlace desde este blog a otro dedicado única y exclusivamente al Egipto antiguo, una de mis pasiones y a lo que también le he destinado ya más de diez años de estudio e investigación.
Desgraciadamente, hoy le aplico menos tiempo del que quisiera.
Segundos después de pensar en la idea de crear este enlace desisto por motivos evidentes: EL TIEMPO (otro blog podría salir de aquí para abordar esta obsesión, ¡já! Sin lugar a dudas, una antítesis).

He afirmado muchas veces que cuando pise tierras egipcias lloraré. Y lo haré, muy probablemente, de emoción por volver después de tanto, tanto tiempo..., y de haberlo conseguido tras dos intentos fallidos. Sin embargo, lloraré también por la decepción de contemplar un país que no se asemeja en absoluto al que existe en mi mente: el de hace 3.500 años.

El Egipto con el que sueño no está contaminado por la mano del hombre contemporáneo que se ha dedicado a deteriorar unas obras que fueron creadas con carácter universal y que en menos de dos siglos están regresando al polvo del que surgieron con una velocidad atroz.
Mi Egipto tiene gran parte de sus obras todavía policromadas. Y digo gran parte porque me permito recordar que la vida del Egipto faraónico comprende unos 4.000 años (aunque algunos se aventuran a ampliarla a más de 5.000 yo diría que sobrepasando el cuarto milenio a.C. se encuentra el período arcaico y predinástico) y, durante este tiempo el viento y la arena erosionaron muchos monumentos que, de hecho, fueron varios los Faraones quienes, en diferentes dinastías, decretaron trabajos de restauración de obras originarias de antepasados.
Pero la erosión producida en los dos últimos siglos ha sido mucho más agresiva que los varios milenios de historia a sus espaldas.

Qué pena. El hombre actual terminará, inexorablemente, con su propia Historia...

De momento, y mientras deseo pisar la tierra bañada por el Nilo, me muero de ganas de ir a Madrid a examinar la exposición "Faraón" junto con las dos proyecciones a modo de documental que el Centro ofrece.
De manera simultánea y aprovechando la visita, espero disfrutar de la compañía de él y exprimir cada instante de conversación y silencio porque repasando nuestro historial quizás haya que esperar otros dos años para que otra audiencia tenga lugar.
Y este hecho, la distancia, es una de las cosas que más dolor y frustración me producen.
Le quiero irremediablemente. Es mi mano derecha.

*

Hace justo una semana, se reveló al mundo el descubrimiento de una tumba en el Valle de los Reyes.
Intacta.

Desde 1922, cuando Howard Carter descubrió la del joven Faraón Tut-Ankh-Amón, ningún hallazgo había tenido tanta relevancia como éste.

Esta tumba en realidad es un "caché" (en argot arqueológico significa "escondrijo" o lugar donde algunos sacerdotes reunían varias momias con escaso ajuar funerario para preservarlas de los saqueos o los sacrilegios a las que ya entonces se veían expuestas por quienes querían destruir de cualquier modo la memoria del difunto).
Cuenta con un total de cinco sarcófagos antropomorfos de madera con sus máscaras funerarias respectivas y otras tantas momias bajo ellas. Junto a éstas, un total de veinte cántaros de cerámica sellados.

El responsable del descubrimiento, Otto Schaden, un hombre que lleva más de quince años en Egipto trabajando en el proyecto "Ammenmese" (el Faraón Escriba cuya tumba también fué hallada por éste) ha indicado que la tumba data de la Dinastía XVIII, la misma que ha dado reyes de la talla de Tutmosis III, Akhenatón o el propio Tut-Ankh-Amón. Precisamente la mastaba de este último se encuentra a tan sólo cinco metros del hallazgo (a partir de ahora, para resumir y a la espera de nuevos descubrimientos sobre la misma, la llamaré KV Intacta (1) ) por lo que me voy a permitir especular acerca de la identidad de esos cuerpos.

Pertenecientes a la Dinastía XVIII, que comenzó con el reinado de Ahmose (1570 a.C.) hasta que finalizó con el de Horemheb (1293 a.C.), son varias las momias descubiertas que ostentan nombre propio, pero otras continúan siendo objeto de investigación puesto que todavía no se les ha dado identidad a pesar de que son blanco de numerosas teorías.
Añadiendo estas cinco, el abanico de posibilidades aumenta -afortunadamente- y los análisis de ADN junto con los datos y jeroglíficos de estos sarcófagos pueden aportarnos una serie de información que, quizá, traiga enormes consecuencias para la historia de la Egiptología.

Por poner algún ejemplo, y por afinidad, apunto que todavía no se han reconocido los cuerpos de: Nefertiti (aunque la egiptóloga Joann Fletcher refleja en su recientemente publicado El enigma de Nefertiti, sus teorías sobre unas momias de la ¿familia real?. En este proyecto la propia Fletcher es la máxima responsable e investiga sobre las probabilidades de que una de ellas pertenezca a la famosa Reina Nefertiti, la que fue esposa de Akhenatón).

Dentro del mismo reinado y la misma familia, el cuerpo de Akhenatón (el Faraón Hereje, según algunas teorías que no comparto) todavía está sin descubrir y cuyo hallazgo supondría zanjar con numerosas hipótesis que todavía quedan en el aire acerca de esta figura.
Sus seis hijas: Merit-Atón, Maket-Atón, Ankhesen-Pa-Atón (y esposa de Tut-Ankh-Amón), Nefer-Neferu-Atón, Nefer-Neferu-Ra y Setep-en-Ra.

Pero el descubrimiento de estas momias sería casi imposible que tuviese lugar en el Valle de los Reyes, exceptuando las cuatro últimas hijas de la pareja real. Las dos primeras y sus padres murieron, muy posiblemente, en la Ciudad del Horizonte de Atón, Akhet-Atón, Capital de Egipto durante poco más de diez años. Y yo apostaría a que el enterramiento de este Faraón, su esposa, Nefertiti y sus dos primeras hijas fueron en tierras del dominio de Atón.
Pero, de cualquier manera, éste hecho no les exime de probabilidades puesto que estamos hablando de un caché. Tal y como he comentado antes, servía de depósito secreto y cuyo lugar no quedaba reflejado en ningún mapa (2).

Akhenatón tuvo muchos detractores desde el principio de su reinado sobretodo entre el clero de Amón, en cuanto surgió su favoritismo hacia el Disco Solar, Atón.
Muchos egiptólogos piensan que su cuerpo fue salvajemente destruido al poco tiempo de yacer en la tumba que tuviese como destino en forma de castigo por la gestión de su reinado. Pero la más remota posibilidad me lleva a pensar que algún devoto lograra salvar su cuerpo de la ferocidad que mencionaba antes (y que no tuvo piedad, al menos, con casi la totalidad de sus obras, monumentos y cualquier texto donde estuviera escrito su nombre las cuales se martillearon para hacer desaparecer su presencia) para trasladarlo a otro lugar. ¿Quién sabe si al majestuoso Valle de los Reyes en algún agujero oculto compartido con otros miembros de su familia u otras momias de sangre azul bajo un talud de piedra y tierra que borrara su entrada indefinidamente?.
En realidad, la finalidad de la momificación y todo el ajuar funerario con el que se acompaña al difunto es la vida eterna, preservar el estado del cuerpo y todo lo que le rodea durante la etapa de transición, del paso a la siguiente vida, al cielo, que diríamos ahora. Por eso, en sus mastabas se han encontrado cántaros con cerveza, vino, miel, alimentos, semillas, flores, panes, dulces, vestimentas, juegos de mesa, mobiliario (sillas, camas...), vestidos, joyas (la principal razón del saqueo de éstas), ushabtis (figuritas en miniatura en representación de sirvientes, familiares, e incluso ellos mismos) para que les acompañasen.

Encontrar la momia (entera) de Akhenatón sería, cuando menos, sorprendente y despejaría de múltiples dudas que existen en el campo de la Egiptología.
De una vez por todas desaparecería el mito de que éste padecía Hidrocefalia, enfermedad caracterizada por una deformación desmesurada de la cabeza y, por ende, de sus rasgos, que algunos egiptólogos se han apresurado a adjudicarle como conclusión de las características del arte propio de su reinado, también llamado Amarniano.
Y personalmente, me alegraría de que su cuerpo se hubiese salvado de la destrucción y la censura a la que todo su reinado fue sometido.

Por otra parte, el principio egipcio del descanso eterno se vería, de esta manera, perturbado ya para siempre.
Y es así como muchas veces me encuentro a mí misma en un estado de controversia cerca del descubrimientode tumbas o cachés intactos. Por un lado pienso que la aportación de nuevos datos trae enormes y satisfactorias consecuencias a la historia de la egiptología. Pero, por otro lado, respeto tanto la cultura y el pensamiento egipcio que me siento como culpable de ultrajarlo aunque sea tan sólo por afinidad al descubrimiento.

Tampoco hay referencias a que se haya encontrado la momia de Hapshepshut. Hallar su cuerpo y colocarlo algún día en el Templo Funerario de Dair El Bahari (llamado en su día El Sublime de los Sublimes) que brilló durante siglos, sería un acto de reconciliación con el pensamiento egipcio tal y como se ha hecho con los restos (lamentablemente no se le pueden llamar de otra manera) de Tut-Ankh-Amón que vuelven a descansar en su lugar original. Eso sí, con las miles de visitas pertinentes.
El Templo de Dair el Bahari fué creado por el Arquitecto Real Tutmés, amante y lo suficientemente importante para la Reina Hapshepsut puesto que ésta se preocupó de que una sala de dicho templo estuviera dedicada a él.
¿Dónde se hallará el cuerpo de este arquitecto?

Durante la alta Edad Media, los alquimistas pusieron de moda el polvo de momia para tratar diferentes afecciones, tales como la impotencia masculina. De esta manera, fueron muchas las que se desmenuzaron para destino de curanderos.
¿Quiénes habrán formado parte de cataplasmas o brabajes inútiles? ¿Cuántas de ellas fueron por este motivo objeto de exterminio? ¿Cuántos nombres se ha perdido la Historia?

*

Ah...!!! me fascina la egiptología... Y me encantaría profundizar en todos esos paréntesis que, a mi modo de ver, se quedan a medias.
Alguno de ellos tiene continuación en un proyecto que le voy dando forma y que alguna vez he mencionado por Días de Vino y Rosas pero que es demasiado extenso como para publicarlo aquí.
No sé cuánta capacidad tendrá un post en Blogger. Tampoco quiero comprobarlo, de momento.

El tiempo.
Lento.
Rápido.
Lento.
Rápido.
Lento.
Rápido.
Es como si me hiciera el amor.
Me sabe a poco.
Me duele a veces
Me encanta siempre.
Es como tú.

*

(1) KV Intacta
Todas las tumbas descubiertas en el Valle de los Reyes tienen un número asociado a las siglas KV (King Valley). Ese número corresponde al orden ascendente con el que fueron halladas.

(2) Mapa
Dair El Medinah fue un poblado formado por la cofradía de artesanos aislada de Tebas. Estaba situado en la orilla Oeste del Nilo, entre éste y el Valle de los Reyes. Totalmente hermética se dedicaba a la creación de las mejores tumbas. De sus manos salieron todas las del Valle de los Reyes y las del Valle de las Reinas.

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