sábado, marzo 25, 2006

Rain is not guilty

Me da la impresión de que los medios de comunicación se han puesto de acuerdo para hacernos creer que a causa de la abundancia de lluvias de este año, los alérgicos vamos a sobrellevar peor los síntomas de las alergias a los pólenes.

Y es que el tema es más importante de lo que parece: si los alérgicos estamos cada vez peor NO es una casualidad, sino consecuencia de la contaminación y otros menesteres.
Con la contaminación, muchos pólenes están mutando y haciéndose más agresivos. Por contraposición, nuestras defensas ante estos cuerpos se ven minimizadas también por causa de esta polución (sí, también es por la cada vez más extrema asepsia a la que nos vemos sometidos desde el propio nacimiento).
Pero nuestras resistencias o anticuerpos no sólo se están viendo mermados por la contaminación de la atmósfera o por la extrema higiene -responsabilidad nuestra en ambos casos- sino que también es mano del hombre el consumo sin supervisión médica de medicamentos que a corto plazo PAGAMOS debilitando nuestro organismo siendo vulnerable frente a los diferentes cuerpos patógenos o haciéndoles a éstos más resistentes puesto que, sin las directrices de un facultativo, las dosis de medicamentos seguramente no son las correctas (cada caso merece una revisión nueva y las pautas pueden cambiar), los agentes nocivos aprenden, esto es, mutan fortaleciéndose y siendo más difíciles de combatir.

Considero que es muy importante tener una educación sana en este aspecto y procurar no automedicarse, sobretodo con cualquier tipo de antibióticos que aceleran la acción que he expuesto en el párrafo anterior.
Aunque en los últimos tiempos se han elaborado algunas campañas de concienciación social acerca del descontrol y las consecuencias de la automedicación, no parece que estos planes hayan surtido el efecto deseado: miles de medicamentos se acumulan en las casas y se utilizan a libre albedrío. Y lo que es peor, nos permitimos el lujo de DIAGNOSTICAR y RECETAR, la mayor parte de las veces desde el desconocimiento, como si estuviésemos en un puesto del mercado o jugando a médicos y a enfermeras.

Menos mal que el reciclado se está convirtiendo en una rutina diaria y el grupo de los medicamentos caducados, en mal estado, o a los que ya no damos uso también tienen un punto de recogida cada vez más frecuentado: en las farmacias.

Pero con respecto al tema que me ocupa, las alergias y la obstinación de los medios en hacernos creer que las manifestaciones de esta enfermedad crónica y/o estacional van a resultar visiblemente peor que el año anterior a causa de la abundancia de lluvias
me parece un error imperdonable (bien podía llover más que "el mal de la escasez de agua" es infinitamente mayor que los síntomas de todos los alérgicos del mundo juntos).
Por supuesto que con el caudal de lluvias los pólenes proliferan y se multiplican, pero cincuenta años atrás, por ejemplo, las precipitaciones eran más abundantes que actualmente y, sin embargo, tan apenas se contaban con una octava parte de los casos que hoy se dan.
Ahora, al "problema" de las lluvias se le suma, básicamente, el de la contaminación y el de la pérdida gradual de defensas del organismo por la automedicación y la asepsia. Y puestos en una balanza quizás el primero fuera el que menos peso tuviera. Que no me hagan creer que el líquido elemento, cada vez más escaso, va a tener la culpa de que mis síntomas de alergia sean cada vez más y más molestos, para otros, síntomas que rozan incluso la gravedad.
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