lunes, junio 19, 2006

Sueños cumplidos

Un día cualquiera de esta semana, le comentaba a mi compañero Óscar que había soñado con él. Volvió sobre sus pasos con interés morboso, supongo que para que le confesara que el sueño tal habría sido erótico-festivo y todas esas cosas que se sueñan a veces con el sexo opuesto. El caso es que le advertí que nada más lejos de la realidad.
Partiendo de la base de lo extraños que son los sueños la gran mayoría de las veces, continué explicándole, a grandes rasgos pues tampoco recordaba detalles, de que él en cuestión era uno de esos amigos a quienes diferencio del resto porque pertenecen a ese grupo a quienes tengo especial afecto.
El caso es que que hacía mucho, muchísimo tiempo -quizá años- que no nos veíamos y entonces, en el reencuentro, nos regalábamos un abrazo muy intenso. Tal abrazo de esos que reconfortan y te llenan de energía especial, una especie de adrenalina que te dura varios días porque la felicidad ha estimulado a las endorfinas...
Y terminé contándole que ese mismo abrazo se repitió con otro amigo (que él sí fué un gran amigo durante mucho tiempo) a quien por circunstancias adversas, ajenas y de las que ahora no me extenderé nos perdimos la pista hace ya varios años. Es lo malo de cambiarse de número de móvil y sólo tener éste como única posibilidad de contacto.
A Oscar le conté que a Toni es cierto que hacía años que no le veía y que el sueño en cuestión fué muy reconfortante por la calidad de esos dos abrazos.

Y soñé con Toni porque de tanto en tanto se me venía a la memoria pero a pesar de que las investigaciones nunca se me han dado mal (encontré a Joaquín hará unos tres años y el resultado fué óptimo y eficaz. Ahora estamos en contacto) al primero, por más que pensaba, no sabía de dónde partir.
A veces, cuando he pensado en alguien a quien llevaba mucho tiempo sin ver, la casualidad o por obra y gracia de los dioses, nos hemos cruzado en alguna parte. Así que, con ésta premisa, se me ocurría que algún día me encontraría con Toni en donde menos lo pensara.
La sorpresa es que ha sido él quien me ha buscado.
¿Casualidades? Algún día hablaré de algunas cuántas...
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