Otras paranoias...
El relativo miedo que dejé por escrito hace un año cuando escribí el post titulado Gran Circo Mundial acerca de bestias tales como tigres, leones (estrellas "invitadas" al espectáculo circense que hacen el deleite de, sobretodo, niños) y fieras similares que podrían escaparse llegado el caso, se ha visto acentuado este año cuando dicha carpa y su séquito de barracones y tiendas de campaña para alojar a estos animales siguen ubicados en el mismo lugar de las pasadas Fiestas del Pilar, esto es, el tramo final del camino hacia el edificio donde trabajo, frente a un parque y en una explanada.
Hasta aquí sin novedades.
Pues bien, cuál es mi sorpresa a principios de esta semana cuando pasando por la acera frente al circo oigo unos rugidos que tardo escasos segundos en interpretar: "son los leones".
No puedo describir el sonido. Y las onomatopeyas aquí no valen. Pero es realmente impresionante la magnitud de los rugidos (hay más de uno porque se pueden advertir los "diálogos").
Y entonces es cuando entra en juego mi mente:
Teniendo en cuenta los dos puntos anteriores, pienso qué podría hacer yo, dadas las circunstancias, si sucediese justo cuando estoy pasando:
Demasiado tiempo.
Por otra parte, llegar corriendo con mis tacones que la mayoría de las veces los llevo de aguja, me resultaría empresa compleja.
Atrapada.
Hay quienes suelen decir que los leones de circo son meros gatitos, que son inofensivos, que si no tienen uñas... (algún idiota dirá que tampoco tienen dientes y que comen triturado, claro) pero, la verdad, habiéndo visto de cerca a éstos y habiendo comprobado que NO están escuálidos en absoluto, sé que me temblarían hasta las pestañas si me encontrara uno suelto por el camino.
Así que no hay salida.
Me da por pensar la sensación de verdadero pánico que sufrirían los protagonistas de la trilogía de Parque Jurásico (a mi hijo le encanta y creo que ya la he visto más veces que la de El Señor de los Anillos -que adoro, por cierto-) en el supuesto caso de que fuese real. En casa, con el Dolbi en modo +On es, literalmente, impresionante escuchar los rugidos de dinosaurios como el Tiranosaurious Rex o el Espinosaurius Egipticus, dos superdepredadores que, por su tamaño, son los que más llaman la atención.
O intento hacerme una idea de la vida del hombre en la Prehistoria con la cantidad de animales salvajes y peligrosos que campaban a sus anchas. Yo no hubiera sobrevivido. No sin ayuda de la tecnología.
Y sí, ya sé que dramatizo, que me he obsesionado quizás demasiado con éste tema y que, estadísticamente son bajas en número las noticias de sucesos relacionados con este tema pero es que a las horas a las que paso, cuando todo está bastante calmado, tan cerca de los Panthera Leo, y tan sólo se oye el clac, clac de mis pasos no puedo sino sentir verdadero pánico cuando escucho cantar a los leones en un volumen sobrecogedor, pensar en los efectos de sonido de Parque Jurásico con el Dolbi e imaginar cacerías varias, gente huyendo y a mí intentando en vano buscar un lugar donde refugiarme de las fieras...
Hasta aquí sin novedades.
Pues bien, cuál es mi sorpresa a principios de esta semana cuando pasando por la acera frente al circo oigo unos rugidos que tardo escasos segundos en interpretar: "son los leones".
No puedo describir el sonido. Y las onomatopeyas aquí no valen. Pero es realmente impresionante la magnitud de los rugidos (hay más de uno porque se pueden advertir los "diálogos").
Y entonces es cuando entra en juego mi mente:
- Están a veinte metros...
- El cercado que los separa de la acera (y del recinto en general del circo, séquito de caravanas y barracones para los animales) es poco fiable en cuanto a seguridad. Estoy segura que una persona podría, si empujara una de las vallas, volcarla al suelo sin demasiado esfuerzo.
Teniendo en cuenta los dos puntos anteriores, pienso qué podría hacer yo, dadas las circunstancias, si sucediese justo cuando estoy pasando:
- Intentar subir a un árbol: Negativo.
- Correr.
Demasiado tiempo.
Por otra parte, llegar corriendo con mis tacones que la mayoría de las veces los llevo de aguja, me resultaría empresa compleja.
Atrapada.
Hay quienes suelen decir que los leones de circo son meros gatitos, que son inofensivos, que si no tienen uñas... (algún idiota dirá que tampoco tienen dientes y que comen triturado, claro) pero, la verdad, habiéndo visto de cerca a éstos y habiendo comprobado que NO están escuálidos en absoluto, sé que me temblarían hasta las pestañas si me encontrara uno suelto por el camino.
Así que no hay salida.
Me da por pensar la sensación de verdadero pánico que sufrirían los protagonistas de la trilogía de Parque Jurásico (a mi hijo le encanta y creo que ya la he visto más veces que la de El Señor de los Anillos -que adoro, por cierto-) en el supuesto caso de que fuese real. En casa, con el Dolbi en modo +On es, literalmente, impresionante escuchar los rugidos de dinosaurios como el Tiranosaurious Rex o el Espinosaurius Egipticus, dos superdepredadores que, por su tamaño, son los que más llaman la atención.
O intento hacerme una idea de la vida del hombre en la Prehistoria con la cantidad de animales salvajes y peligrosos que campaban a sus anchas. Yo no hubiera sobrevivido. No sin ayuda de la tecnología.
Y sí, ya sé que dramatizo, que me he obsesionado quizás demasiado con éste tema y que, estadísticamente son bajas en número las noticias de sucesos relacionados con este tema pero es que a las horas a las que paso, cuando todo está bastante calmado, tan cerca de los Panthera Leo, y tan sólo se oye el clac, clac de mis pasos no puedo sino sentir verdadero pánico cuando escucho cantar a los leones en un volumen sobrecogedor, pensar en los efectos de sonido de Parque Jurásico con el Dolbi e imaginar cacerías varias, gente huyendo y a mí intentando en vano buscar un lugar donde refugiarme de las fieras...
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