domingo, febrero 18, 2007

Two books ago...

El primero del 2007 se titulaba LA ESFINGE, escrito por un conocido novelista americano que publicó, durante la década de los ochenta, gran cantidad de best sellers con contenidos científicos en los que la acción, la intriga y las epidemias de virus se ven entrelazadas.
Todos sus libros giran en torno a la medicina, la cual ha ejercido durante numerosos años como profesión principal además de escritor.
A estas alturas de la descripción, aquél que se haya perdido por aquí podrá adivinar, sin demasiadas dificultades, que me estoy refiriendo a Robin Cook.

No había leído ninguna novela de él hasta la fecha, porque confieso que los thrillers que caracterizan su obra nunca me han llamado la atención, pero me sugirieron y prestaron este libro, que por cierto es el único en el que la medicina no se ve involucrada (salvo en el pequeño detalle de que el novio de la protagonista es médico de atención primaria, supongo que por debilidades de autor...) sino que aborda el tema del mercado negro de antigüedades egipcias a escala mundial y la corrupción a la que sucumben diferentes personalidades de departamentos que circunscriben a la reliquia egipcia, desde policías hasta el área de Conservación de Antigüedades Egipcias (lo que en España equivaldría a un Ministerio).

LA ESFINGE ofrece también, en sus dos primeros capítulos, dos flash-backs.
El primero remontándose al reinado de Seti I (padre del gran Ramsés II) durante la preparación de su lugar de descanso y unos cincuenta años después de la muerte de Tut-Ankh-Amón.
El segundo comienza con el descubrimiento de la KV62 (la tumba de Tut-Ankh-Amón) de la mano de Howard Carter y advirtiendo que ya ha sido profanada, al menos dos veces, durante la antigüedad así como percibiendo la posición de objetos que no deberían estar de tal manera colocados.

Pero este libro más que por su trama, que incluso llega a seducir, y todos los elementos egipcios que adoro, más que por la rápida sucesión de acontecimientos aventurescos que facilitan la rápida lectura, me ha sobrecogido la gran cantidad de erratas que contiene. Y son tantas que decidí anotarlas para mi posterior reflexión.

Por una parte, la edición del libro está fechada en 1980 para "Círculo de Lectores", fecha que no debería ser excusable ante el número de tantas faltas continuadas, pero bueno, aceptamos pulpo...
En segundo lugar, la persona encargada de la edición española no tiene perdón de los dioses y hasta llego a pensar si no es una venganza personal de a saber qué índole puesto que el número de fallos asciende a un total de nueve (quizás se me haya escapado alguno más) que procedo a enumerar.
Y prometido: nunca, nunca había visto -leído- algo así en ningún libro.

1º.- Tras el símbolo "punto" le sigue una palabra con la primera letra en minúscula. Como fue el primer error que vi, no anoté ni la página, ni la frase textual con la que ahora poder demostrarlo.

2º.- Página 50: "[...] tendría cerca de cuarenta y años".
Sobra la conjunción "y", por supuesto.

3º.- Página 54: "el hombre la dio fuego".
Claro ejemplo de laísmo, una forma de declinación del castellano antiguo y condenado por la Real Academia de la Lengua Española, pero que aún a día de hoy se sigue utilizando en zonas de Castilla La Mancha y Madrid, sobretodo. Es, de hecho, en ésta última ciudad, donde sé de alguien que la sigue utilizando con mucha frecuencia.
Para más dudas, pinchar aquí.

4º.- Página 109: "Le hubiera pagado un tiro y se le hubiese entregado vivo a Yvon de Margueau".
Sobre el pronombre "se"

5º.- Página 129: "El afirma que Handi ha mantenido correspondencia [...]".
"Él" debe llevar tilde puesto que es un pronombre personal y no un determinante artículo determinado.

6º.- Página 183: "El intentaba distanciarse cuanto pudiera de la mezquita Al-Alzhar".
Ver punto anterior.

7º.- Página 265: "Habitación doscientas".
No debe confundirse "habitación nº doscientos" (a la que se refiere el texto) con, por ejemplo, "hay doscientas habitaciones".
"Doscientos", en este caso, debe escribirse en masculino puesto que acompaña al sustantivo "número" que es a su vez masculino.
En la supuesta frase "hay doscientas habitaciones" (que no es el caso) es correcto que "doscientas" esté en femenino ya que éste es un determinante numeral y como "habitaciones" es famenino, el determinante ha de acompañar con el mismo género.

8º.- Página 270: "Era todavía más difícil caminar por el andén que lo resultara llegar hasta la ventanilla de billetes".
"que-lo-resultara-llegar". Lo juro: no tengo palabras para definir esto. Sinceramente.

***

CONCLUSIONES: Queda sobradamente demostrado que la persona que se encargó en su día de la traducción y edición de LA ESFINGE para la editorial "Círculo de Lectores" hizo un mal trabajo. O estaba mal preparado, para lo cual y por negligencia le hubiera puesto, si de mí dependiese, de patitas en la calle.
Esta mala actuación no trae sino desprestigio para una editorial, deficiente disciplina para los lectores, distracción innecesaria y mi humilde opinión al respecto...


Apoya Ecoogler.com el buscador ecológico