sábado, septiembre 27, 2008

Adios, Mr. Newman


Marcado por el odio.
La gata sobre el tejado de Zinc.

Dulce pájaro de juventud.
La leyenda del indomable.
Cortina rasgada.

Dos hombres y un destino.

El efecto de los rayos gamma sobre las margaritas (como director).

El golpe.

El color del dinero.
Esperando a Mr. Bridge.

Y... por supuestísimo, el papelón de Camino a la perdición. Aunque si tuviera que quedarme con dos, de sus mejores interpretaciones sería ésta última y la segunda de la selección (La gata sobre el tejado de zinc).


La obra de Tennesse Williams llevada al cine por Brooks alcanza su zenit durante las sobresalientes discusiones que Brick (P. Newman) y Maggie (E. Taylor) mantienen en su alcoba llenas de carga sexual, sudor y alcohol.

Por otra parte, en Camino a la perdición, uno de sus últimos papeles, desempeña el rol (secundario de lujo) de un poderoso capo de la mafia durante los años de la Gran Depresión de EEUU.
A pesar de que es una de las películas con una puesta en escena y una fotografía absolutamente maravillosas, una de las escenas que más me impactaron por su belleza visual -repito- fue la de la oscura ejecución de éste bajo una lluvia implacable que enmarcaba la crudeza de la situación trasmitiendo con el conjunto de la película una atmósfera digna de los mejores filmes de cine negro de todos los tiempos.

Pero a lo que iba... desde la tierra de los mortales: ¡Hasta más ver, Mr. Newman!

jueves, septiembre 04, 2008

Time to die

I've seen things you people wouldn't believe. Attack ships on fire off the shoulder of Orion. I've watched C-beams glitter in the dark near the Tannhäuser Gate.

All those moments will be lost in time, like tears in rain...
Time to die.

Roy Batty (Rutger Hauer)
Blade Runner, 1982.

*

No es difícil adivinar, después de estas palabras, que (¡ojo! este párrafo es un spoiler) Batty termina perdonando a Deckard (Harrison Ford) en una mezcla de admiración y amor a la vida, a la que a él se le ha negado por su condición de replicante.


Blade Runner es una de esas películas de culto que jamás pasarán de moda. De las que una no se cansa por muchas veces que la vea y cuyos diálogos me fascinan.

En mi casa tengo el Montaje Autorizado del Director de 1992. Por supuesto, en versión original (subtitulada) ya que la misma no ofrece alternativas. Sin embargo, es moralmente obligatorio disfrutar de la versión original ya que en los doblajes en general se omiten, en ocasiones de manera involuntaria, ciertos detalles del guión, una frase o una palabra por ejemplo, que al trasladar a otro idioma se pierden.
De manera personal, intento ver bastante cine en versión original, siempre y cuando sea en inglés, por motivos obvios, para no perderme expresiones que con frecuencia son intraducibles si se intenta mantener fiel la forma original.

Tengo que destacar, además, como desventaja de los doblajes la pérdida de matices interpretativos. La voz, el tono o el acento es fundamental para enriquecer el rol del actor en una película.
Respetar y elegir actores de doblaje con cuya voz se asemejen a los del film original es otra de las cuestiones primordiales.
Por el contrario, en algunas -contadas- ocasiones el doblaje resulta mejor que el original.
Se me ocurre, por citar, la voz de Constantino Romero en Darth Vader (Stars Wars). Cuando George Lucas escuchó la voz del doblaje a la versión española afirmó que era la voz que le hubiera gustado que acompañase a su Caballero Oscuro (y eso que James Earl Jones le dotó de una voz bastante apropiada al personaje de la saga).

Afortunadamente, en España tenemos a unos actores de doblaje muy buenos.
Por citar algunos: la insustituíble voz de Robert de Niro corre a cargo de Ricardo Solans, Rogelio Hernández dobla a Paul Newman y a Jack Nicholson
(excepto en El Resplandor para éste último, por Joaquín Hinojosa, una opción que después de tantos años todavía nos seguimos preguntando). Uma Thurman, Nicole Kidman y Angelina Jolie comparten a Nuria Mediavilla. Juan Antonio Bernal dobla a los actores Viggo Mortenssen, Ralph Fiennes, Sean Penn y Tim Robbins, entre otros.

Luego está el tema del cine de animación. En Hollywood se ha puesto muy de moda desde hace unos años el elegir a actores y actrices famosos para interpretar a personajes animados. Tanto es así que las productoras utilizan a éstos como reclamo publicitario. Ahora ya no se estrena ninguna película o corto sin algún intérprete estelar que aparezca en los créditos como voz de tal o cual personaje. En España igual, a pesar de que todavía está en ciernes este género.

Pero allende los mares aún hilan más fino. En la producción cuidan tanto la asociación entre personaje animado/actor que incluso los dibujantes se inspiran en las facciones de éstos. A mí me encanta observar el parecido. Es curioso.
En El Espantatiburones, la primera que se me ocurre aunque hay decenas, Óscar, el pececillo protagonista está interpretado por Will Smith, la pececita devora-hombres está perfectamente caracterizada como Angelina Jolie (jajaja), Robert de Niro le pone voz a un patriarca mafioso encarnado en un tiburón (peca incluída) y el jefe de Óscar es un pez globo idéntico a Martin Scorsese. Y como ésta tantas...

Volviendo a Blade Runner (siempre cerrando los círculos en todo), todo cuanto diga de ella ya estará escrito.
Cada centímetro de metraje se ha analizado escrupulosamente. Hay cientos de páginas que la idolatran y lo cierto es que no es para menos. Ha sido fuente de inspiración para otras películas y probablemente naciese con ella el género del cyberpunk.
Por el contrario, ésta, a su vez, se inspira en el cine negro de los cincuenta y la voz en off de Deckard en primera persona es un guiño al más puro estilo del escritor Raymond Chandler.

Blade Runner está colmada de simbolismos, desde sus personajes íntimamente relacionados con un animal (Roy - lobo, Pris - mapache, Sebastian - ratón, etc.) hasta los mensajes subliminales que uno tras otro aparecen a lo largo de la película como adivinanzas.

Después de haberla visto tantas veces me es imposible destacar algo en especial.
Hay un buen puñado de frases
con un peso importante en la película.
El reparto, que en su día era prácticamente desconocido (sólo Harrison Ford, que venía de Stars Wars), es excelente incluso con aquellos personajes secundarios.
Los escenarios y el ambiente. Confuso, nocturno, la mezcla de culturas...
Los diversos temas: el dominio de la ingeniería genética (de la que Gatacca tomó como inspiración); la verdadera naturaleza del ser humano frente a la nueva tecnología que no puede evitar la decadencia de las ciudades; la realidad; los recuerdos.
La banda sonora, a cargo del músico griego Vangelis.
Quizá, lo que más me fascina es el debate interminable que esta película sigue generando incluso dos décadas después de su estreno. Supongo que ésto forma parte de la genialidad de esta obra.

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