New Year's Eve

Me sorprendo a mí misma desplegando cierto carácter abatido en los últimos días.
No. No es por el tema de la Navidad... En contra de lo que mucha gente suele decir, a mí me encantan estas fechas. Todavía no han fallecido familiares tan cercanos como para empañar cada año las Navidades.
Aunque la muerte de Celia el pasado 15 de diciembre sí me ha afectado bastante y supongo que éste será uno de los motivos por lo que estoy tristona últimamente, aún nada ha conseguido apagar mi naturaleza alegre y positiva que sigo manteniendo.

Así que este post no va a ser muy risueño. Y lo lamento.

Echo de menos a mi mejor amiga. Hace semanas que no nos vemos y tan a penas hablamos por teléfono porque no podemos coincidir. Ella también ha tenido recientemente una muerte muy, muy cercana y las consecuencias de ésta le están llevando mucho tiempo de ocupación.
Ayer hablamos. Está en Madrid (me muero de ganas de volver y pasear y ver cosas...).

También quiero expresar mi gran preocupación sobre el cambio climático. Ya alguna vez he escrito sobre este tema. Y quiero apostar por la participación individual en la que todos nos deberíamos involucrar porque pienso que el indivíduo es tan importante como el colectivo.

El futuro que nos espera, o que le espera a mi hijo y a las generaciones futuras, queda resumido en este artículo: El Mundo de Mañana (del blog "... Luego Existo") que considero muy apropiado leer y que además está escrito con mucho rigor, como la gran mayoría de artículos que su autor escribe con frecuencia.
Y ésta es otra de las cosas que lamento: todo lo que se perderá de este mundo. Las historias personales, los fetiches, los recuerdos, los monumentos, el legado de otras civilizaciones. Y a la postre, la vida que nos quedará, que les quedará por vivir.

Por otra parte, si me remito al presente, que en realidad es donde me encuentro, me paro a pensar en las navidades que estarán pasando otros muchísimo menos afortunados que yo. Y después de las navidades, más de lo mismo.
La verdad es que lo pienso muchas veces: no tengo derecho a quejarme por nada...

Feliz Año Nuevo 2008

Período de reflexión

Una muerte nunca viene bien.
Menos todavía cuando es una amiga...

Confesando pecados...

No consigo quitarme esa escena de la mente: Viggo Mortensen como Nikolai Luzhin, chófer de una familia de mafiosos de Europa del este exiliados a Londres, se folla a una prostituta, menor de edad en un prostíbulo con varias chicas trabajando en él.

Y es que me excitó tanto esa secuencia (ella es embestida por Nikolai desde atrás) que no puedo y no quiero dejar de recordarla.

Pero el placer del recuerdo no lo encuentro porque se tirase a una cría (si hubiera sido a una de 30 me habría gustado igualmente) sino por la posición que, sexualmente, es mi favorita.
Y por el actor de Promesas del Este, por supuesto, que con sus maravillosos 49 años se cuela en mis sueños y en mis realidades.

Pero con respecto a la posturita en cuestión y otros menesteres, ayer se lo decía a una vieja amiga (que me confesó que le gustaba ser sometida): "a las mujeres, ahora que tenemos el poder en la mano derecha, resulta que nos encanta que, de vez en cuando, nos dominen".

Este año he sido muy, muy buena...

Así que supongo que por este motivo, uno de los extraordinarios regalos de navidad que han caído este año por anticipado es éste. Me moría de ganas de tener la mejor plancha para el cabello que existe actualmente.

Por otra parte está este otro.
Siempre me ha gustado cocinar. Con este completísimo robot se facilita mucho trabajo además de que mantiene la cocina limpia de salpicaduras, se ahorra tiempo (mientras cocina se pueden realizar otras tareas), su manejo es sencillísimo, reune las funciones de más de media docena de otros aparatos y el libro de recetas para celíacos (pan, repostería y postres básicamente) me viene estupendamente para seguir al dedillo...

Y como es de bien nacido ser agradecido, ya he mostrado toda mi gratitud a las dos partes que me han hecho tales regalos.
Pero soy como una cría: eufórica con mis dos nuevos juguetes.

Es preferible guardar los buenos recuerdos

Algún día, el Diablo se sentará a mi lado y me dirá:
-Tía, qué bien te lo has montado.

Así que hoy quiero brindar:

Por aquel regalo.

Por los buenos restaurantes que pisamos. Aquí. Allí...

Por el Thyssen-Bornemisza.

Por todos los viajes.

Por las grandes noches.

Por el Florín Holandés.

Por el mundo de las especias. Y por el de los vinos.

Por el Bernarda - Guernica.

Por la buena vida.

Por el cine.

Por la pentalogía. Y la tetralogía. Y por otros.

Por la ropa interior.

Por los excesos.

Por el sexo. Por el alcohol. Y por las drogas. Y por el rock and roll.


*

Y para quien se pierda por aquí, si siente una atracción especial por sus Satánicas Majestades, el siguiente vídeo es del concierto de Londres en 1990.
En él se recoge un solo de Keith Richards que de verdad merece la pena ver y escuchar.