domingo, julio 31, 2005

Farruquitos

¿Asesinato?
Homicilio como mínimo. Y a mi buen criterio, con alevosía por negación de ayuda, lo que implica, sin lugar a dudas, el asesinato.
Se me hace incomprensible cómo puede permanecer en libertad una persona que ha atropellado violentamente a un peatón y se da a la fuga. Y no sólo eso, sino que además, se desconoce su identidad y paradero durante un año hasta que las pruebas conducen significativamente a él.
Hablo de Farruquito porque farruquitos hay muchos ya. Y este concepto me parece que va a definir a más de uno.
No me creo que el "cargo de conciencia" le sobreviniese tras doce meses del arrollo al viandante. Supongo que influiría la suma de algún buen consejero, la poca sensatez que le quede a este indivíduo y el hecho de que el círculo incriminatorio se fuese aglutinando a su alrededor peligrosamente.
Entretanto, la picaresca, el enredo y las falsedades se apoderan del "conductor" y sus cómplices. Se queja (fíjese usted cuáles son sus problemas) del juicio mediático al que está siendo sometido a lo largo y ancho de los platós de televisión. Dice que juzgan al "bailaor", no al hombre.
Bien. La pregunta es: ¿acaso no es el "bailaor" un hombre?
Pues majo, como decimos por aquí "a lo hecho, pecho".
Si no se hubiese dado a la fuga, quizás el mal hubiese sido menor. Si le hubiera asistido, quizás todos sus colosales problemas de juicios paralelos no existirían hoy. Así que los lamentos y las lágrimas de cocodrilo que no vemos, no tienen ni origen ni razonamiento.
Y la otra parte es la justicia.
Que en este caso hay un favoritismo hacia -sí- el "bailaor" queda más que manifiesto. No hay más que recordar el permiso diplomático que recibió el acusado por parte del juez para poder desplazarse hasta Francia y realizar el espectáculo que tenía acordado en alguna sala.
...(Silencio)...
La semana pasada mataron al primo de una muy buena amiga mía.
Lo mataron. Sí.
Él íba con su automóvil por su carril, y por el contrario, dos coches presumiendo de velocidad, alardeando en una carrera hacia el infierno.
El más próximo perdió el control -lo más obvio en estos casos- arrollando mortalmente a los ocupantes del vehículo.
...(Silencio)...
Me resulta aterrador que hayan de morir los inocentes cuando su único pecado era viajar por su camino.
¿Por qué no los asesinos?
Y la justicia ¿Será benévola con ellos? ¿Pagarán a la sombra por su falta? ¿Quedarán inmunes?
Todas estas dudas, me asaltan una y otra vez. Y me irrita sobremanera.
Me preocupa seriamente que todo esto quede en meros trámites burocráticos como ha ocurrido con el bailarín: dieciséis meses que se reducirán sustancialmente. Quizás ni pise la cárcel.
Pero sobretodo, me preocupa que farruquitos como el original y sucedáneos permanezcan consentidos por la justicia como se nos viene demostrando diariamente.

lunes, julio 25, 2005

Viggo, el Capitán

No puedo permanecer impasible y dejar de comentar cuánto me ha sorprendido el último artículo de Arturo Pérez-Reverte (sppl. nº 926 de El Semanal 24/07/05) en cuyo suplemento cada domingo se puede leer una página bajo su firma.

Hace meses que considero, con diferentes amistades y compañías, la retorcida retórica con la que este tipo obstruye nuestro fluído léxico. Y por supuesto, quiero hacer notoria mención a la sobrecarga de tacos que son más que evidentes en tantos párrafos de cada página.

Estoy segura, pues jamás le sigo con diccionario en la mano, de que todas esas palabras mal sonantes están contempladas por la Real Academia Española pero, de cualquier manera, una sobredosis de ellas termina cansando la vista y a mí personalmente, a decepcionarme sobremanera de un autor del que nada he de objetar en cuanto a su labor como periodista. No hay mas que echar un vistazo atrás y ver su testimonio de trabajo impoluto (aunque alguna periodistilla se haya dedicado hace poco a escribir -o a infamar y mentir- acerca de unos cuantos compañeros reporteros de guerra, entre ellos éste, sin credibilidad alguna y con media docena de demandas judiciales de regalo).

Tampoco hay que olvidar su aptitud como creador de novelas que, a pesar de que la mayoría sean Best Sellers y la gente últimamente se crece criticando estas ventas, yo pienso que es un logro para cualquier mortal comerciar tiradas y tiradas de historias firmadas por uno mismo.

Pero es que pienso, y vuelvo a lo de antes, que un escritor que se supone cultiva el lenguaje de forma extraordinaria debería darnos lecciones diarias sobre esto. Más todavía en un suplemento que arrastra miles de ejemplares dominicales. Precisamente para que al resto de nosotros no se nos olvide emplearlo en toda su magnitud.

Asimismo, cualquiera podría llamarle cascarrabias. Creo que el tiempo que llevo leyendo este suplemento no ha dejado de quejarse ni una sola vez llegando incluso a incomodar la lectura (igual que otro compañero suyo, Carlos Herrera, que ha reducido su firma al monotema de la gastronomía hasta aburrir). Bien... hasta hoy.

Cuánto me ha sorprendido la página de hoy, "Viggo, el Capitán", que desde aquí le felicito. El tema es lo de menos. Elogia el físico, la rotundidad y la preparación del actor holandés Viggo Mortenssen ("El Señor de los Anillos") hasta el punto de que no habría otro Diego Alatriste mejor capacitado ni mejor interpretado porque -según escribe- "se ha metido tan dentro del personaje que parece más español que nadie. Y así está, el cabrón. Inmenso. Que se sale".

Entiendo que lo ensalce puesto que la película en cuestión se basa en un relato suyo que de momento ya va por la quinta entrega si no me equivoco. Si no lo hiciese así sería perjudicarse a sí mismo. Pero de cualquier manera, que haya elegido un tema en el que no se "cague en nadie" y tan a penas se lean tacos es de agradecer, sobretodo para la vista y el intelecto, que en definitiva vienen a estar un poco cansados de la ceniza pensadora que anida en tantas páginas.

sábado, julio 23, 2005

Besos

Hoy quiero recordar cuando te describí -hará ya unos años- los tres tipos de besos que distinguían los romanos. Por supuesto, en mi adorado latín:
  • Osculum, que se da en las mejillas, entre amigos.
  • Basium, en los labios.
  • Suavem, que se dan los amantes.
Y yo siempre he apostillado que existe un cuarto que podría considerarse como tal si tenemos en cuenta el eufemismo: Cunnilingus, el cual tú y yo lo conocemos muy bien.

domingo, julio 10, 2005

Obispo del agua

"Donde estoy tengo que comprometerme con los problemas que veo".

(Manuel Ureña, sucesor de Elías Yanes en el cargo de Arzobispo de Zaragoza)

Este "buen" hombre se dio a conocer cuando, atendiendo la diócesis de Cartagena-Murcia, se comprometió activamente con el trasvase del Ebro. Tan solo le quedó desenvainar el crucifijo en la reivindicación del Plan Hidrológico Nacional. Eso sí, en nombre del Santísimo Dios (que es tan piadoso, misericordioso, justo, benévolo y todos esos calificativos que se leen en la Biblia y se escuchan en las Iglesias...) a quien invitamos a todos los saraos cada vez que nos conviene.
En Zaragoza, por el contrario, se le ha estigmatizado, no sin falta de motivos al enterarnos de que nombró a Escrivá de Balaguer en la homilía de su toma de posesión.


Muy Señor Mío:

Habrá de disculpar mi ignorancia: desconozco el estado de su agenda en los próximos meses hasta que, hacia octubre o noviembre, deje de velar por el buen funcionamiento de su despacho en las arenas del Mar Menor.
Me hago "cruces" (irónico, sí) de cómo se las va a arreglar usted para comprometerse por un lado con el "sí al trasvase" en la Comunidad de Murcia y por el otro, con la carencia de agua, cada vez más evidente, en tierras aragonesas.

En Murcia ya nos han demostrado, casi la totalidad de sus ciudadanos, que les faltan dos dedos de frente al arrojarse a las calles por el tema de la constructora Polaris World. En vez de manifestarse antes de colocar la primera escavadora, lo hacen una vez terminadas las obras (oooooolé).
Así que los maños, lo mínimo que podemos hacer es reirnos, porque el cuadro es realmente deprimente. No les queda otra opción que llorar ahora que ya han sustituído una gran cantidad de cultivos de tomate y otras hortalizas de la archiconocida "huerta de Europa" por viviendas adosadas, unifamiliares, chalés e incluso lujosas villas o, peor aún, por campos de golf con nombres que no me invento: Mar Menor Golf Resort, Hacienda Riquelme Golf Resort, El Valle Golf Resort y alguno más que no hacen sino cuestionarme si estos terrenos precisarán también agua del Ebro.

Pero es que aquí, cuando leemos frases como que "ahora tengo que ser sensible a las angustias y esperanzas de los aragoneses" solo se nos sobreviene una y otra vez la palabra "chaquetero". Sí, la de toda la vida...
No se me equivoque, Sr. Ureña, ustedes no permanecen inmunes, pues en la Iglesia ha habido y hay tanta porquería como en cualquier otro lugar corrupto.

Le ruego encarecidamente que explique, no ya a mí, sino al resto de los ciudadanos cómo la solución al problema del agua en Aragón "pasa necesariamente por el amor", según afirmó en las primeras entrevistas que concedió en nuestra capital.

Quizá éste sea un misterio como el de la Santísima Trinidad, me dirá, ¿no?

Sin más, reciba un cordial saludo.

Opera de los Tres Centavos (II)

Extrañamente, cuanto más la miro, más me veo a mí misma... a la derecha.

sábado, julio 09, 2005

Ópera de los Tres Centavos












Gertrude Fehr. Munich, 1933.

viernes, julio 08, 2005

Romance Sonámbulo

Verde que te quiero verde.
Verde viendo. Verdes ramas.
El barco sobre la mar
y el caballo en la montaña.
Con la sombra en la cintura
ella sueña en su baranda,
verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Verde que te quiero verde.
Bajo la luna gitana,
las cosas le están mirando
y ella no puede mirarlas

*

Verde que te quiero verde.
Grandes estrellas de escarcha,
vienen con el pez de sombra
que abre el camino del alba.
La higuera frota su viento
con la lija de sus ramas,
y el monte, gato garduño,
eriza sus pitas agrias.
¿Pero quién vendrá? ¿Y por dónde...?
Ella sigue en su baranda,
verde carne, pelo verde,
soñando en la mar amarga.

*

Compadre, quiero cambiar
mi caballo por su casa,
mi montura por su espejo,
mi cuchillo por su manta.
Compadre, vengo sangrando,
desde los montes de Cabra.
Si yo pudiera, mocito,
ese trato se cerraba.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
Compadre, quiero morir
decentemente en mi cama.
De acero, si puede ser,
con las sábanas de holanda.
¿No ves la herida que tengo
desde el pecho a la garganta?
Trescientas rosas morenas
lleva tu pechera blanca.
Tu sdangre rezuma y huele
alrededor de tu faja.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
Dejadme subir al menos
hasta las altas barandas,
dejadme subir, dejadme,
hasta las verdes barandas.
Barandales de la luna
por donde retumba el agua.

*

Ya suben los dos compadres
hacia las altas barandas.
Dejando un rastro de sangre.
Dejando un rastro de lágrimas.
Temblaban en los tejados
farolillos de hojalata.
Mil panderos de cristal,
herían la madrugada.

*

Verde que te quiero verde,
verde viento, verdes ramas.
Los dos compadres subieron.
El largo viento, dejaba
en la boca un raro gusto
de hiel, de menta y de albahaca.
¡Compadres! ¿Dónde está, dime?
¿Dónde está mi niña amarga?
¡Cuántas veces te esperó!
¡Cuántas veces te esperara,
cara fresca, negro pelo,
en esta verde baranda!

*

Sobre el rostro del aljibe
se mecía la gitana.
Verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Un carámbano de luna
la sostiene sobre el agua.
La noche se puso íntima
como una pequeña plaza.
Guardias civiles borrachos,
en la puerta golpeaban.
Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar
Y el caballo en la montaña.

*

Federico García Lorca es, sobretodo, uno de mis autores de teatro favoritos.
Tengo que citar casi por obligación a "La casa de Bernarda Alba" (extraordinaria en sí misma), "Yerma" y "El Maleficio de la mariposa", fechada en 1919, con claras influencias de Shakespeare y su "Sueño de una Noche de Verano". Creo que también fue la primera de más de una docena de obras que Lorca escribió en apenas veinte años, además de impresiones, narraciones, conferencias, homenajes y claro, poesía.

Desde muy pequeña, mis padres se encargaban de recitarme las primeras líneas de este "Romance Sonámbulo". Siempre lo he llevado muy dentro y lo he asociado al color de mis ojos.

Recuerdo perfectamente el ejemplar del Romancero Gitano en edición de bolsillo que desde siempre presentaba el mismo aspecto: antiquísimo y desgastado. Con sus tapas envejecidas, sus hojas amarillentas, y un particular olor a humedad y viajes, a soledad y arena, a desamor y abatimiento... He sentido siempre por ese librito una mezcla de fascinación y melancolía en forma de latidos que jamás me he podido explicar.

Hoy transcribo esta porción de su obra.
Además de ser una de mis predilectas, mi intención es que nunca más olvides el color de mis ojos.

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