Un resplandor en la oscuridad

Tú no puedes verla, pero Ella está ahí detrás, escondida tras el velo de la oscuridad incipiente. Anhelante de miradas curiosas que utiliza para alimentarse.
Una abertura en esa puerta enrejada a conciencia es la única unión que tiene con el resto del mundo.
Cuando me acerqué a mirar me lo advirtieron pero yo quise comprobar el gélido aliento que exhalaba el ventanuco, el sisilante sonido del frío y la oscuridad petulante del interior. Sin embargo, era cierto, ella estaba ahí, mirandome, con la misma curiosidad que yo debía de transmitir.
El albor de su rostro era quizá la única luz de la estancia. Y entonces me percaté de sus ojos grandes y su mirada triste que todavía conservaba el porte regio de su pasado noble.
Aquella Dama se había dejado observar por mí.
Bajé la vista y ladeé la cabeza en reñal de reverencia y respeto.
Ella hizo lo mismo.
Inmediatamente después se dió media vuelta y, sin mediar palabra, se desvaneció entre la oscuridad.
Una abertura en esa puerta enrejada a conciencia es la única unión que tiene con el resto del mundo.
Cuando me acerqué a mirar me lo advirtieron pero yo quise comprobar el gélido aliento que exhalaba el ventanuco, el sisilante sonido del frío y la oscuridad petulante del interior. Sin embargo, era cierto, ella estaba ahí, mirandome, con la misma curiosidad que yo debía de transmitir.
El albor de su rostro era quizá la única luz de la estancia. Y entonces me percaté de sus ojos grandes y su mirada triste que todavía conservaba el porte regio de su pasado noble.
Aquella Dama se había dejado observar por mí.
Bajé la vista y ladeé la cabeza en reñal de reverencia y respeto.
Ella hizo lo mismo.
Inmediatamente después se dió media vuelta y, sin mediar palabra, se desvaneció entre la oscuridad.
