martes, junio 23, 2009
miércoles, junio 10, 2009
The Show Must Go On

El encanto del baroquismo de los antiguos teatros reconvertidos en salas de cine ha desaparecido. Las butacas actuales son notablemente más cómodas sí, pero se echa en falta el ambiente vetusto que circunscribía los colosales salones de antaño.
Ahora mis fantasmas deben adaptarse a los nuevos tiempos.
Ya no hay vampiros entre bambalinas, sólo psicópatas hambrientos, al acecho de una presa frágil y desorientada entre la confusión del tumulto en el mejor de los casos, o una víctima aleatoria con la que saciar la sed.
Pensándolo bien, quizá sea peor, mucho peor para esos miedos míos que me asolan de vez en cuando, la soledad de una sala de cine desierta durante 120 minutos...
Ahora mis fantasmas deben adaptarse a los nuevos tiempos.
Ya no hay vampiros entre bambalinas, sólo psicópatas hambrientos, al acecho de una presa frágil y desorientada entre la confusión del tumulto en el mejor de los casos, o una víctima aleatoria con la que saciar la sed.
Pensándolo bien, quizá sea peor, mucho peor para esos miedos míos que me asolan de vez en cuando, la soledad de una sala de cine desierta durante 120 minutos...
